15 nov 2013
What's next?
Predecir el futuro, en cuestiones tan alambicadas y de múltiples facetas como es la energía, parece una pretension fútil. Pero en un negocio muy intensivo en capital y con períodos dilatados de retorno, los agentes económicos y el regulador no tienen otra opción que hacer al menos lo que en el mundo anglosajón se denomina una educated guess. El último libro del polémico Alan Greenspan, ex-chairman de la Fed, constituye una agridulce constatación de la irracionalidad en que incurre en ocasiones el decisor de alto nivel por pretender dotar de un sustrato racional a sus actos. Sabemos que la gran apuesta europea de esta última década en el campo de la energía ha sido la descarbonización, pero uno empieza a no estar nada seguro de que ese paradigma siga teniendo una vigencia dominante en la política energética en los próximos años. Sin entrar en juicios de valor, simplemente viendo cómo se desarrollan los acontecimientos dentro y fuera del viejo continente, parece que vamos a seguir disfrutando de los hidrocarburos por más tiempo de lo que algunos esperaban.
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