18 nov 2013

Inversión

Empezaré el lunes con dos preguntas, de esas que dicen 'del millón': (1) ¿Hacia qué tipos de activos se dirigirá la inversión en agua / energía en España durante estos próximos años? (2) ¿Qué agentes económicos, públicos o privados, llevarán a cabo esas inversiones? Estas dos cuestiones en buena medida enmarcan el futuro de la actividad de desarrollo de nuevas plantas e infraestructura en nuestro país de aquí hasta el tan publicitado año 2020 y no tienen fácil adivinación. Pero si se pueden advertir factores inhibidores de peso en ambos casos. En el agua, al margen de la demencial cultura de la confrontación que se ha instalado en torno al recurso, es indudable que la inexistencia de un modelo de gestión económica que atraiga el interés de los inversores es un difícil escollo;  si la inversión pública continúa con tan débil tono, asistiremos a una creciente distancia entre realidad y deseo, necesidad y posibilidad. En lo que se refiere a la energía (sector eléctrico), en términos macro la situación es exactemente la inversa: un régimen económico que de la mano del denominado régimen especial y demás costes regulados del sistema, drena de manera significativa los recursos económicos que demandan las actividades eléctricas cara a un futuro en condiciones, especialmente en cuanto al desarrollo de las redes. En agua y energía es claramente el tiempo de invertir en inteligencia, especialmente regulatoria. Aunque no estoy de acuerdo con una parte de lo que escribe, recomiendo la lectura del último posting de Nick Butler en su blog del FT.

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