1 nov 2013

Complejidad

Leí hace unos días un artículo de Paul Johnson, director del Institute for Fiscal Studies del Reino Unido, en el que se quejaba de la complejidad que ha ido alcanzando el mundo de la energía en aquel país. Esta circunstancia, que parece trasladable en bastantes aspectos al caso español, tiene un reflejo negativo en el funcionamiento de los sectores energéticos y un efecto innegable en la formación de precios al consumidor. Consecuencia de la complejidad, cuando es artificiosa, es el elongamiento de los costes de transacción (hay varias cuentas de resultados que acomodar entre producción y consumo). Una de las razones de la complejidad, que se está volviendo inmanejable desde la regulación como vemos en España con el problema tarifario, es la obsesión de los poderes públicos en establecer objetivos dentro de la política energética que son contradictorios. Por ejemplo: favorecer una elevada penetración de fuentes renovables y perseguir al mismo tiempo un precio de la electricidad asequible; o plantearse metas exigentes en cuanto a la reducción de emisiones mientras que por otro lado se incentiva la generación eléctrica con carbón nacional. Lo curioso de la situación es que aún hay margen para complicar más las cosas, mientras que la voluntad de simplificar el entramado de los negocios energéticos parece ir contra el signo de los tiempos. No estaría de más recordarle a alguno aquella vieja máxima del llamado KISS principle ..!

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