26 may 2013

Chinatown

Los fines de semana dan la oportunidad de ir tranquilamente al cine o ver películas en casa. Ayer hice lo propio con el que a mi me parece un gran film hidráulico desde que lo ví por vez primera, hace casi cuarenta años: Chinatown, del maestro Polanski. La historia sobre la cual se construye el drama es real, aunque está temporalmente un tanto desplazada: las tensiones, intereses contrapuestos, codicia y violencia que desencadenó en el sur de California la cuestión del abastecimiento de agua dulce a la ciudad de Los Ángeles, hoy una de las megalópolis más importantes del globo. Incluso uno de los caracteres centrales de esa película, el ingeniero-jefe del departamento de Power & Water de la ciudad, Hollis Mulwray, asesinado en el guión por haber descubierto un complot hidráulico, guarda similitud transliterada en su nombre con quien fuera uno de los protagonistas reales de la notable historia del trasvase a L.A., el ingeniero William Mulholland, del Bureau of Reclamation. Para unos Mulholland fue un héroe que hizo posible que la ciudad prosperase en un enclave desértico, mientras que para otros su figura fue durante décadas objeto del peor vilipendio. Así son o parecen ser las cosas del agua, en su relación con el territorio. En España los ríos y la cuestión hidrológica también mueven, y mucho, a la militancia, que quiérase o no suele venir acompañada de una cierta resignación de la razón propia. Y yo me pregunto, amigos hidráulicos: de un río ¿qué es lo que realmente pertenece al territorio por el que transcurre, el agua o el cauce? ¡Ay las inocentes nubes, si ellas dijeran ..!

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